RUTAS DEL AGUA. CONOCIENDO BENIAJÁN A TRAVÉS DE SUS REDES DE RIEGO
“Rutas del Agua” nace como resultado de una labor de estudio realizada durante el curso 2014/2015 en el Centro Cultural de la localidad, por medio del grupo de trabajo “Conociendo Beniaján a través de sus redes de riego”. Este equipo ha abordado todos aquellos aspectos relacionados con el territorio y su tradición agrícola, abarcando los distintos sistemas de riego existentes y su funcionamiento, los tipos de cultivo que han favorecido y el sinfín de costumbres ligadas a ellos.
A su vez, el grupo de trabajo partía de la experiencia del curso anterior, en el que desde el Centro Cultural se dedicó a estudiar de forma general la evolución urbana de la localidad a través de la historia. A su finalización y como material divulgativo, el centro optó entonces por realizar un audiovisual destinado concretamente a escolares, “Háblame de nuestro pueblo”, mostrado después en aulas de los centros educativos de Beniaján. La iniciativa vino a desvelar, entre otras muchas cosas, que existe bastante desconocimiento por parte de los alumnos de muchos de los aspectos que se abordaban en el vídeo; también el de la propia existencia de las redes de riego, su importancia, funcionamiento, usos o terminología, por otra parte tan fundamentales para entender la idiosincrasia y lo que ha sido el desarrollo mismo de toda esta zona.
Así, el trabajo final de “Conociendo Beniaján a través de sus redes de riego” no podía ser otro que la elaboración de un material que divulgara la información recopilada referente a este tema y, además, que intentara incidir de nuevo en la comunidad escolar de la pedanía. “Rutas del Agua” pretende ser precisamente eso: un vehículo accesible y cercano a las nuevas generaciones, pero que brinde al conjunto de la ciudadanía la oportunidad de conocer mejor el entorno en el que vive.
CONTENIDOS GENERALES DE LA PROPUESTA
1. Los riegos primitivos
Ligado al poblado argárico del Puntarrón Chico y a la actividad agrícola de sus habitantes, podemos empezar a hablar de un primer sistema de riego utilizado en el territorio de Beniaján. Se trata del que aprovechaba las aguas de aluvión que de forma intermitente bajan por las ramblas, fertilizando con ellas las inmediatas tierras abancaladas en la ladera de la montaña. Recordemos que era sólo allí donde los primitivos pobladores podían cultivar, ya que la huerta como tal aún no existía. En concreto, para utilizar el caudal de la rambla del Garruchal, se debieron construir ya en tiempo de los argáricos las primeras infraestructuras hidráulicas al pie del Puntarrón, que no serían sino pequeñas represas y canalizaciones labradas sobre el terreno con las que conducir el agua hasta las áreas de cultivo que surtían al poblado (donde sabemos que crecía el lino y el cereal, fundamentalmente).
Dando un salto en el tiempo, este sistema se perfeccionará gracias a la habilidad de los ingenieros romanos durante su época de dominación (del siglo III aC al V dC), ya fuera ramificando la red hacia extensiones de secano alejadas de la rambla, o bien drenando otras que hasta entonces estuvieran anegadas en exceso; en definitiva, todo ello supone la ampliación de la superficie cultivable hacia otras partes de la ladera (como podía ser Tiñosa). Se consolida por tanto en nuestra zona una primera forma de riego, muy anterior a la que utiliza el agua de río pero sin embargo mantenida durante siglos, hasta la actualidad.
Encontramos también boqueras labradas en el talud serrano de la montaña donde se asienta el Barrio de El Bojar, no sólo como prolongación y aliviadero de las pequeñas ramblas que bajan por la ladera, sino también para conducir las esporádicas aguas de avenida hasta las inmediatas zonas de cultivo de Los Márques o Monteazahar.
Ya en el siglo XX, estos sistemas se complementarían con la construcción de ingenios más modernos con los que abastecer estas tierras altas en tiempos de sequía, como pozos y balsas.
2. La herencia musulmana de la huerta y su red de acequias
La agricultura ha sido la forma de vida tradicional de esta comarca, llevando hasta el extremo el sometimiento y ordenación de un paisaje de cuya fertilidad, como hemos visto, ya supieron sacar partido las más primitivas culturas asentadas en la zona. Primero las laderas de las montañas y luego la llanura que recorre el Segura, e incluso el trazado de los propios cauces, se fueron modificando a lo largo de los siglos con un doble fin: aprovechar al máximo las superficies cultivables y paliar los efectos de las crecidas que tanto caracterizan a los ríos de la cuenca mediterránea, favoreciendo así la ocupación.
Los musulmanes llegaron a Murcia en el siglo IX, siendo quienes finalmente realizaron las grandes obras de regulación del Segura y drenaje del valle, pudiendo fundar así en el fondo del mismo la ciudad que habría de convertirse en capital del reino. De entonces data el sistema de riego que aprovecha el agua fluvial, distribuyéndola de forma permanente por toda la Huerta mediante una extensísima red de canales artificiales.
El territorio que riega es el que va desde la parte baja de las laderas de las sierras que cierran el valle hasta el mismo lecho del río, constituyendo el Segura el gran elemento natural que vertebra y genera la riqueza agrícola de la comarca, al que acompaña también uno de sus principales afluentes, el Guadalentín (o Sangonera), cuya confluencia se produce precisamente frente a Beniaján. El Guadalentín recorre nuestro término a través de un canal artificial llamado “Reguerón”, construido entre los siglos XVIII-XX para prevenir avenidas.
A nivel general, el sistema de riego de la Huerta se compone de conductos de aguas vivas o regadores (acequias, brazales) y de conductos de aguas muertas o de avenamiento (azarbes). Por Beniaján discurren bastantes de todas ellas.
3. El abastecimiento humano
Un tercer apartado, para terminar de afianzar la fuerte relación existente entre las redes de riego y el asentamiento de la población en nuestra zona, aborda el uso complementario que siempre se ha dado a los canales de riego para suministrar de agua a los hogares.
Cualquier enclave habitado debe contar necesariamente con agua para consumo humano y en Beniaján, a excepción de algunas zonas del Garruchal donde se disfrutaba de manantiales (como hicieron los argáricos), no se ha tenido de forma natural hasta épocas muy recientes (con la instalación del suministro de agua corriente). En el pasado, a veces era suficiente con el paso de una acequia cerca de la vivienda, aunque también se construían aljibes que daban servicio a las casas del entorno: depósitos subterráneos donde almacenar agua, normalmente procedente de arrastres o de la lluvia y que, una vez decantada, resultaba idónea para beber.
Algunos de esos caseríos dispersos, contando con una acequia o aljibe cerca, fácilmente crecían y se convertían con el tiempo en germen de los distintos cascos urbanos que hoy encontramos repartidos por toda la vega. Así nació Beniaján como pueblo, que estuvo inicialmente emplazado en un paraje cercano al río, pero que a partir del siglo XVI se fue desplazando hacia la sierra, donde hoy se encuentra, con el fin de evitar las crecidas del Segura. Su casco antiguo se organiza desde entonces en torno a la vereda que baja del Garruchal hacia el río y el camino que bordea la sierra sur del valle, pero sobre todo condicionado por el trazado hídrico de la Acequia de Beniaján y el llamado Brazal del Merlo (o del Medio Lugar), que abastecían de agua a la población.
DISEÑO
Atendiendo a los objetivos y contenidos planteados, se han diseñado tres itinerarios circulares con los que aproximarnos al amplio y diverso el abanico que ofrece Beniaján en cuanto a redes de riego, y a la historia y a las costumbres a ellas asociadas.
– Ruta 1: «Riegos primitivos». 4’5 Km
– Ruta 2: «La acequia del pueblo». 2’5 Km
– Ruta 3: «Corazón huertano». 4 Km
Se incorporan además itinerarios de conexión con los que enlazar entre sí las distintas rutas. Y dado el carácter docente de esta propuesta, los recorridos se vinculan también a los centros educativos de la localidad, pasando por sus inmediaciones.
Cada itinerario une puntos de interés asociados al riego en la zona, acompañados siempre de una ventana de texto explicativo e imágenes que lo ilustran. Además, se complementa la información ofrecida con documentos gráficos y sonoros con los que reforzar la comprensión de los contenidos. Se cuenta con pequeños audiovisuales filmados en colaboración con los participantes del equipo de trabajo del Centro Cultural, en los que son ellos quienes directamente transmiten conocimientos o comparten vivencias personales referentes al tema que nos ocupa.
Estas “Rutas del Agua” se han trasladado a una plataforma online, concretamente a Mymaps de Google, lo que permite visualizar los itinerarios de forma gratuita, virtual y en cualquier momento desde un dispositivo móvil o fijo, además de hacer pública y accesible también toda la información volcada en ellos.
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